MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ,
TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
Muchos se preguntan de dónde partirá
la unidad entre las diferentes culturas, religiones, razas y naciones.
¿Cómo unir tanta diversidad?
Pocos descubrieron la potencia del
Amor de Dios y casi ninguno vive la verdad de lo que es saber que, si un
Dios tan infinito fue capaz de crear tanta diversidad, Él se encuentra
en todas las cosas y también en las diferentes religiones inspiradas por
Él.
Las criaturas están dentro de la
Consciencia de Dios y Dios en ellas, pero la ignorancia que cerró sus
ojos no les permite ver que el Creador está ahí, en lo profundo. Y así
viven una ilusión, una vida separada de Él, solo por el hecho de no
saber que Él es en todo lo que fue creado. No Lo ven y no Lo sienten
porque no se abrieron para saber que Él está en el interior de los
seres.
El Creador, en Su inconmensurable
posibilidad de amar, a lo largo de la existencia de la humanidad creó
muchas religiones. Cada una conduciría una cierta parte de Su creación,
pero al mantener viva Su Esencia, todas llevarían hacia un único fin.
Cuando María dice que unirá, en Su
Inmaculado Corazón, las diferentes religiones, pueblos y razas, esto no
significa que todos reconocerán la persona de María como Madre de Dios.
María es la propia Unidad, pues Su manto ampara en sí, toda la Creación.
Como Unidad, Ella conduce las diferentes religiones al Amor, que es el
Principio que expresa Su Hijo.
Muchos pueden no reconocer la persona
de Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida; pero aquellos que creen
en el Amor y viven en el Amor, están en Cristo, sin saberlo.
El Amor que expresa Cristo trasciende
la existencia de la persona de Jesús. La Unidad que expresa María
trasciende la persona misma de María. Ellos ya no son parte material de
una Creación. Aquellos que provinieron de un Espíritu Único se
manifestaron en la Tierra para construir un camino, para expresar un
arquetipo, para dar un ejemplo vivo y ahora, en las diferentes escalas
de evolución, siguieron dando ejemplos y dejando Sus pisadas en todas
las dimensiones, para que inclusive los ángeles siguieran Sus pasos.
Es posible que todas las verdaderas
religiones vivan los principios de Amor y de Unidad, e incluso aquellos
que no tienen una religión guiada por una institución, pero que en sus
corazones, buscan religarse con Dios todo el tiempo, por el Amor y por
la Unidad. Es así que Cristo y María conducen a la humanidad.
Ser cristiano es más que creer en
Cristo. Si quieren llegar a la religión del corazón, en la cual todos
son hermanos, hijos de un único Dios, crean en el Amor y en la Unidad.
El Amor y la Unidad los llevarán hacia
el Origen. Esta es la razón de la existencia humana: vivir esos dos
atributos universales que, un día, se hicieron carne y que hoy
retornaron al Corazón Purísimo del Creador, para que toda criatura que
vive, desde la materia hasta el espíritu, pueda retornar a Dios.
Quiero que anuncien al mundo que Dios
es único y los une a Él en los principios del Amor y de la Unidad. No
importa que el camino sea aparentemente diferente, porque unos tendrán
más apertura para seguir los pasos de Mahoma; otros, de Buda; otros, de
Cristo; otros, de María; pero todos pueden unirse, en espíritu, en el
propósito de Dios para la humanidad, este que es único: el Amor y la
Unidad para llegar a Él.
Vivan con esa certeza en sus corazones
y no duden, ni un solo instante de la posibilidad que Dios, del cual
provienen todas las cosas, pueda hacer retornar hacia sí, todo lo que un
día Él creó.
Los amo, los bendigo y les pido que
sigan orando por la Paz en el planeta. Todos los días recuerden que sus
espíritus ya viven en Dios y que, solo de ser conscientes de Su
Presencia dentro de ustedes, ya son portadores del mayor misterio de
amor y de misericordia de esta creación.
Oren por los que desconocen el Amor de
Dios y por aquellos que creen que Lo aman, pero que no conocen el
verdadero Amor y la verdadera Unidad que llevan al Creador.
Su Padre y Compañero, San José Castísimo