9 may 2013

Carta al circulo dorado: Las crisis, tensiones y pruebas en la vida del que busca

Amados hermanos,
Les pido perdón por la intensidad de mi insistencia pero el tiempo apremia para la humanidad.

Los cambios se aceleran en los planos internos del ser, seamos conscientes o no de ello.
Estamos en un momento especial, lleno de la gracia del cielo, estamos vivindo el tiempo de la misericordia divina.


Esta Gracia Celestial que ilumina los planos cósmicos de nuestra conciencia,
 acelera nuestros procesos internos de transformación.


Aquello que parece que somos, lo que ocurre con nosotros es un mal necesario, que sirve para eliminar y disolver lo que no somos.


Las crisis se sucederan ya que debemos vaciar y transformar los contenidos inutiles.
A fín de vaciarnos de aquello que no sirve y llenarnos de la Gracia de lo alto.


Estamos comprometidos internamente con algo más allá, más bello y sublime que esta realidad física.

La lucha seguirá aumentando, las situaciones internas difíciles de disgregación y separación seguiran. Nuestra aspiración con la transformación debería llevarnos a una mayor unidad,
a un mayor esfuerzo para mantenernos con la conciencia elevada.


Aquello que fue sembrado en nosotros debe abrirse en el corazón como una flor,
llena de la fragancia del amor y de la humildad.



Para terminar les he copiado dos textos de Vicente B. Anglada, que a mi me han resultado útiles. por si a Uds. les sirve.


"La Paz es el poder dinámico que produce el equilibrio del Universo. Su expresión en el mundo
universal del sonido, es la música de las esferas. La Paz, tal como la experimentan Aquellos que
viven en lo eterno, es inconcebible para la mente humana.

La Paz no es una meta, sino el resultado de seguir sin resistencia alguna el proceso infinito de expansión espiritual.
No se va a la Paz por la voluntad de alcanzarla, sino cuando olvidados de todo empezamos a unirnos al mágico concierto de la Creación. 

La majestad del propósito de la Vida implícita en la Voluntad de Dios, está en proceso
de expansión dentro de nosotros mismos. Dejando de ofrecerle resistencia a este propósito, la Paz
que no es una meta ni un resultado, sino Causa, Ser y Vida, se adueña de nosotros, nos purifica el
ánimo y nos llena de serenidad.

La Paz confiere visión correcta, estímulo incesante, cualidades y poderes indescriptibles. Sólo
pueden utilizar tales facultades Aquellos que son Paz, que viven en Paz y puedan transmitir Paz. "

Vicente B. Anglada

Un abrazo a todos

javier

Resumen de Beltran Anglada, Vicente\La jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad

Algunos aspirantes espirituales de muy buena fe con muy buenas disposiciones para el trabajo
interno, alimentan la falsa idea de que el discípulo que ha logrado establecer contacto con el
Maestro, es un ser humano plenamente feliz, libre de esos contratiempos, problemas y dificultadas
tan comunes al género humano.

El contacto con el Maestro, si bien agudiza extraordinariamente la percepción espiritual superior,
desarrolla también a extremos inconcebibles la "sensibilidad humana". Como resultado de ello la
vida del discípulo es un permanente centro de tensión, en donde coinciden a la par y a veces por
un espacio muy prolongado de tiempo, las energías espirituales superiores y las fuerzas kármicas
de la personalidad humana.

Existen por una parte las obligaciones naturales y sociales comunes a todas las personas, o sea,
los deberes familiares, profesionales y de relación obligada con los demás y, por la otra, los altos
deberes impuestas por el grado de desarrollo espiritual alcanzado en el Sendero, así coma los que
le vienen impuestos por las necesidades de su particular campo de servicio.

Esta tensión se agudiza extraordinariamente por el hecho de que siendo la vida del discípulo
eminentemente invocativa, atrae sobre sí un elevado tipo de vibraciones que debe tratar de
controlar y proyectar convenientemente dentro del campo definido de su esfera da radiación
personal.

Estas altas vibraciones son de tres tipos: las que proceden de su propia Alma, las que provienen
del Ashrama al cual pertenece y las indescriptibles del Maestro que lo está preparando para la
Iniciación. Mantenerse en equilibrio en el centro de esta triple vertiente de energías superiores de
Rayo, es tarea muy difícil, pero forma parte inexorable de la vida del discípulo.

La mayoría de los aspirantes espirituales en el Sendero de probación acostumbran a ver
solamente el lado agradable de este proceso, es decir, la delicia inefable del contacto con el
Maestro, el derecho de ingreso en un Ashrama, la conquista del conocimiento esotérico y el
control y desarrollo de ciertos poderse psíquicos. Frecuentemente olvidan el lado desagradable o
difícil creado por el choque y fricción de las energías superiores invocadas sobre el cuerpo
kármico del discípulo. Este, a igual que todos los seres humanos se debe a una ley de herencia,
interna y externa, cuyos distintos aspectos gravitando sobre su ánimo le producen a veces gran
confusión y profundas contrariedades. El discípulo es, simbólicamente hablando, "una presa que
se disputan a la par Dios y el Diablo", el Ángel de la Presencia y el Morador del Umbral, los
testigos de la Luz y los ángeles de las Sombras.

La lucha que tiene lugar en los tres niveles de actividad personal del discípulo: mente concreta,
cuerpo emocional y cuerpo físico, da lugar a intensas crisis, cuya grandeza, profundidad y
dramatismo raramente son justipreciadas por cuantos le rodean. Bastará decir que el discípulo se
Iniciado, en un hombre perfecto.

En tanto que este hecho no se produzca y el camino de tal realización es largo y penoso- pueden
pasar varias vidas, en el transcurso de las cuales se suceden las experiencias a un ritmo
vertiginoso, con su consiguiente secuela de problemas y adversidades. Felizmente el discípulo
conoce ciertas reglas y maneja ciertas leyes que endulzan su vida y le permiten soportar la
tremenda presión del torbellino de fuerzas en que se halla sumergido.

El hecho de ser un discípulo y de tratar de ajustarse al supremo dictado de la Ley es una gloria,
pero también una terrible responsabilidad. El es un Testigo de la Luz y un Servidor del Plan. Estas
dos fases indican el principio y el fin, el alfa y el omega del propósito creador de la vida, desde que
se inicia la búsqueda espiritual corno un simple aspirante devoto, pero todavía lleno de ilusiones,
hasta que se alcanza la más elevada Iniciación. El esfuerzo es proporcional a la altura alcanzada
en el Sendero, así como el sentido de responsabilidad que llega a convertirse en profundo motivo
de dolor en determinados estadios de la búsqueda.

Crisis y tensiones

Las crisis y tensiones dentro de la vida de un discípulo se agravan o acentúan considerablemente,
cuando en aras de ciertos aspectos definidos de su vida como un Servidor consciente de la
Jerarquía, debe presentarse ante el mundo como lo que realmente es, como un discípulo del
Maestro, pues entonces converge sobre él la atención mental, no siempre correcta y debidamente
enfocada, de multitud de aspirantes en el Sendero que le toman como "ejemplo de sus vidas".

El punto focal "discípulo” es en este caso un centro de impactos, la mayor parte de ellos de carácter
emocional, provenientes de los deseos, esperanzas y temores de todos aquellos aspirantes que
ven, o creen ver en él, a alguien en quien pueden realmente confiar. Existe también el alto deber
por parte del discípulo, de ser para todos aquellos que en él piensan y confían un testimonio vivo
de Fuerza y Comprensión.

Por estas y otras muchas razones, la vida de un discípulo en encarnación física no siempre puede
demostrar ostensiblemente su bien ganado desarrollo espiritual ni las múltiples cualidades
adquiridas a fuerza de sacrificio de "lavar sus pies en la sangre del corazón".


Hay una relación directa, regida siempre por las leyes de analogía, entre las tentaciones, las crisis
y los periodos de emergencia espiritual Son aspectos consubstanciales de un proceso único de
perfección, de un intento cada vez más definido de penetrar el gran misterio de la vida humana.
La tentación y el proceso de lucha que ella promueve tienen por finalidad “purificar el ánimo del
hombre" y hacerle consciente de los poderes espirituales que en sí misma residen.

Sin la tentación el proceso evolutivo de la raza humana seria muy largo. Su acción obligada en la vida del hombre
espiritual es una oportunidad infinita de redención. No es tentado el hombre común, cuya
existencia es de contemporarización con el ambiente establecido, siempre de acuerdo con todo
con tal que no se le arrebaten sus intereses materiales ni se le exijan demasiados esfuerzos. Sólo
es realmente "tentado" aquel que ha visto un rastro de Luz dentro de sí y ha decidido seguir este
rastro hasta el fin. Esto quiere significar que la tentación, como proceso universal de purificación,
opera por grados dentro del corazón humano y que a más profundidad de vida y a más riqueza de
cualidades más intensidad de tentación y más profundas crisis corresponden.